Divagaciones: «Maestros extraños (II)» por Arnaldo Jiménez

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Siempre ha sido así: los verdaderos maestros pasaban por mi vida disfrazados de madre, personajes de ficción y de amigos. A Neruda me lo presentó mi amigo Aleido Remanton, su tía leía a Neruda y dejaba los libros encima de la mesa o descuidados por ahí; ¿había alguna intención de su parte? No lo sé.

Lo cierto es que Aleido era y, aún es, un excelente lector y un estudiante excepcional. Tomaba el libro y se iba para la casa; allí, bajo la acacia, leíamos horas enteras aquellos poemas que nos atraparon por la comicidad de muchos de ellos y por la intención romántica de otros; y nosotros, en aquel tiempo, creíamos que era posible enamorar a las muchachas usando poemas.

La madrugada nos sorprendía riéndonos de los versos nerudianos, son inolvidables aquellos que decían que había días iguales persiguiéndose y que se cansaba de no ir a Francia.

Aleido y Neruda me iniciaron en la escritura de poemas. Escribí grandes cantidades de cuadernos, llenos todos de poemas larguísimos, en muchos de estos imitaba despiadadamente a Neruda. Ahora pienso que esa es una estrategia de escritura; pero con la conciencia de los riesgos.

Sin embargo, debo decir que también allí era esquivo el asunto: la poesía no estaba en los poemas de Neruda, allí solo había indicios de búsquedas, un modo de ver que me costó mucho captar y que solo aprendí desde el día en que decidí quitarme al chileno de encima. Decía que era esquivo el asunto porque yo vivía a la poesía y no lo sabía.

Quizás así ha ocurrido con las etnias indígenas, quienes se visten con sus oropeles de profundidad poética y no hay un nombre para decir esa profundidad.

Yo me quedaba largas horas despierto dentro del jardín para ver el instante en que una rosa abría; agarraba una silla y me sentaba durante toda la noche viendo una sola estrella hasta que muriera; me iba al mar y me quedaba esperando el amanecer.

¿Qué importaba si mis poemas eran malos o no, si imitaban o no a Neruda o a mi amigo Aleido? Mis días estaban llenos de sustancias poéticas, estas sustancias están en la vida principalmente, al alcance de todos, pero tiene que haber un proceso de despertamiento.

Hoy ese proceso es mucho más arduo, pues los medios de desinformación y de distracción juegan con las emociones y uno piensa que fomentan aquel despertar; no, no lo hacen; solamente fomentan una alerta que se malgasta con aventuras prefabricadas y signadas por la violencia.

Al final, los medios de distracción de masas adormecen el espíritu, aplanan la conciencia y manipulan las emociones.

Me gustaría recoger, de todo lo dicho hasta ahora, aquellos aspectos que nos puedan interesar en nuestro recorrido por el tema que estamos intentando desentrañar: primero, que no necesariamente es la escuela la que nos va a poner un verdadero maestro en nuestro camino; segundo, que tampoco este maestro es un monje tibetano o un budista o un taoísta.

Intenté decir que en la escuela un maestro debería estar pendiente del espíritu de sus alumnos y debería aprender a ver en las palabras y en los ojos los tonos de sus almas; pero esto no es un ejercicio que requiera de una preparación especial; necesita, sobre todo, de una preocupación genuina, los medios, las herramientas se consiguen por medio de esa preocupación que es al mismo tiempo un impulso.

Es preciso afirmar que esa preocupación, ese impulso, lo tienen y lo ofrecen los amigos, quienes se convierten en uno de los primeros maestros extraños que estaremos viendo.

¿Qué libro he colocado sobre la mesa para extraer enseñanzas con las cuales alguien puede o no hacer algo de provecho para sí? Pues, he colocado mi vida, mi pasado, y en mi caso, es algo que siempre le ofrezco a mis alumnos; que ellos lo acepten o no, logren ver o no cuál es la intención, ¿para qué se extiende el pasado de una persona?, ya es un asunto que depende de las capacidades y de la sensibilidad de cada estudiante y, además, hay mucho de azar en juego.

De esta manera llegamos a los primeros maestros extraños: LOS AMIGOS; pero será el tema de nuestra próxima entrega.

 

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Arnaldo Jiménez nació en La Guaira en 1963 y reside en Puerto Cabello desde el 1973. Poeta, narrador y ensayista. Es Licenciado en Educación, mención Ciencias Sociales por la Universidad de Carabobo (UC). Maestro de aula desde el 1991. Actualmente, es miembro del equipo de redacción de la Revista Internacional de Poesía y Teoría Poética: “Poesía” del Departamento de Literatura de la Dirección de Cultura de la UC, así como de la revista de narrativa Zona Tórrida de la UC.

Entre otros reconocimientos ha recibido el Primer Premio en el Concurso Nacional de Cuentos Fantasmas y Aparecidos Clásicos de la Llanura (2002), Premio Nacional de las Artes Mayores (2005), Premio Nacional de Poesía Rafael María Baralt (2012), Premio Nacional de Poesía Stefania Mosca (2013), Premio Nacional de Poesía Bienal Vicente Gerbasi, (2014), Premio Nacional de Poesía Rafael Zárraga (2015).

Ha publicado:

En poesía: Zumos (2002). Tramos de lluvia (2007). Caballo de escoba (2011). Salitre (2013). Álbum de mar (2014). Resurrecciones (2015). Truenan alcanfores (2016). Ráfagas de espejos (2016). El color del sol dentro del agua (2021). El gato y la madeja (2021). Álbum de mar (2da edición, 2021. Ensayo y aforismo: La raíz en las ramas (2007). La honda superficie de los espejos (2007). Breve tratado sobre las linternas (2016). Cáliz de intemperie (2009) Trazos y Borrones (2012).

En narrativa: Chismarangá (2005) El nombre del frío, ilustrado por Coralia López Gómez (Editorial Vilatana CB, Cataluña, España, 2007). Orejada (2012). El silencio del mar (2012). El viento y los vasos (2012). La roza de los tiempos (2012). El muñequito aislado y otros cuentos, con ilustraciones de Deisa Tremarias (2015). Clavos y duendes (2016). Maletín de pequeños objetos (Colombia, 2019). La rana y el espejo (Perú. 2020). El Ruido y otros cuentos de misterio (2021). El libro de los volcanes (2021). 20 Juguetes para Emma (2021). Un circo para Sarah (2021). El viento y los vasos (2da edición, 2021). Vuelta en Retorno (Novela, 2021).

(Tomado de eldienteroto.org)

 

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