Del Medanal venimos-José David Capielo-La Cuadrícula-Paz
José David Capielo autor de la columna Del Medanal Venimos

A propósito de haberse cumplido 200 años de la llamada “Doctrina Monroe” como política injerencista y guerrerista de los Estados Unidos de América (EEUU) en todo el mundo, trataré de relacionar la misma en el presente con el conflicto limítrofe contra el despojo del territorio al oeste del Río Esequibo, que libra Venezuela desde el siglo XIX, inicialmente con Inglaterra y desde 1966 igualmente con la República Federativa de Guyana.

Esta “Doctrina Monroe”, que se mantiene vigente aún, fue atribuida en su momento al entonces presidente de los EEUU James Monroe en su discurso del 2 de diciembre de 1823, aunque en realidad se considera obra del secretario de Estado y posterior presidente estadounidense John Quincy Adams, 1825-1829.

La Doctrina Monroe no es más que una ideología supremacista sobre la cual los EEUU, desde sus inicios como república y luego como nación expansionista y guerrerista, se reservó sus razones “providenciales”, propio de su racismo puro y de la supuesta superioridad de su raza anglosajona, para neo colonizar nuestro continente en principio: “América para los (norte) americanos”, y posteriormente a todo el mundo.

Ha sido, en síntesis, la razón de ser de la política exterior de los EEUU en todo este tiempo, ya que simplemente, según los especialistas, ha asumido “mutaciones” o expresiones varias en las distintas épocas y escenarios, para justificar la acción intervencionista de esta nación hegemonista en todo el globo terráqueo.

Las razones iniciales de la Doctrina Monroe, cuando aún estaban en expansión como nación los EEUU, eran supuestamente “proteger” al resto de los estados o naciones americanas de la injerencia de los “imperios foráneos y decadentes” al nuevo continente, llámese España, Inglaterra, Portugal, Holanda, entre otros.

Con ese ropaje de “nación guardiana” fue consolidando su hegemonía tanto en la anexión de territorios, expulsión y extinción de pueblos indígenas y de esclavos, la negociación de otros territorios a parte de los imperios decadentes o la invasión descarada de otros, como el caso de México, a quien le arrebataron la mitad de su territorio.

EEUU logró crear la ilusión de ser ellos los líderes en materia de consolidación republicana en contraposición a los pueblos del Sur, que habían “fracasado” en sus intentos unionistas, encabezados muy en especial por nuestro Libertador Simón Bolívar (traicionado impunemente).

Luego de la llamada Segunda Guerra Mundial, EEUU logra consolidarse como poderosa nación mundial, así que promovieron y hegemonizaron la creación de organismos de ámbito supuestamente multilateral, tal fue la Organización de Naciones Unidas (ONU), en 1945, y posteriormente, en 1948, la Organización de Estados Americanos (OEA), bien renombrada como “Ministerio de las colonias”.

EEUU amplió aún más su ámbito de injerencia hegemonista. No en balde existen actualmente unas 800 bases militares estadounidenses en todo el mundo. En nuestro continente americano, los EEUU han realizado más de 100 intervenciones, directas o indirectas, para imponer su línea la adhesión a su política de “protectorado”, que limita todo desarrollo autónomo, garantizando la sumisión a Washington y, sobre todo, para lograr la obtención fácil de los inmensos recursos de todo tipo existentes en nuestras tierras latinoamericanas.

En un tiempo la justificación guerrerista de los EEUU fue la “guerra fría” donde enfrentaban al bloque de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y obviamente a todos los gobiernos que mostraran adhesión o afecto al llamado “socialismo real”, el cual se desmoronó producto de una implosión de sus propios dirigentes en 1991.

Luego de ello, en la “post guerra fría” y aún más luego de 2001 con la llamada “Ley Patriota”, han fortalecido la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y todo su aparataje militar intervencionista, contra todas las naciones “amenazas” y/o competidoras, tal como la Federación Rusa, China con su gran desarrollo económico, la India, Sudáfrica y otros países que promueven un desarrollo propio, sin hegemonismo de EEUU y su moneda universal, el dólar. EEUU ha logrado igualmente subordinar al resto de imperios, en especial a los integrantes de la sumisa Unión Europea.

 

Nuestro legítimo reclamo por el Esequibo

Ubiquemos ahora el conflicto limítrofe contra el despojo sufrido por nuestro país en 1899 a través del Laudo Arbitral de París, cuestionado y reemplazado luego por el Acuerdo de Ginebra de 1966, donde Venezuela concreta una nueva y única vía para intentar enmendar la arbitraria decisión de 1899.

En Ginebra firmaron y se comprometieron nuestro país, Inglaterra o Reino Unido y la entonces colonia, y posterior nación, la hoy república de Guyana. Aun con todo el largo proceso vivido desde 1966, nadie puede pretender imponer unilateralmente una vía distinta de resolución a este conflicto limítrofe. Es la razón que defiende Venezuela, ante la postura no dialogante (y agresiva) de Guyana, que particularmente desde el 2015, luego de haber descubierto e iniciadas las explotaciones de importantes yacimientos de petróleo en la zona en disputa, decidió por sí sola acudir a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para que reafirme el Laudo Arbitral de 1899 y valide el despojo a Venezuela 124 años después.

Nuestro país argumenta, además, que forma parte de cerca de 120 países de la ONU que “no están obligados a aceptar las decisiones de la CIJ”. Guyana aparentemente se ha visto avalada por la Secretaría General de la ONU, que según ha acompañado la acción ilegal de acudir por sí sola a la CIJ.

Venezuela asumió la opción del referendo según nuestra Constitución (art. 71), consultar al pueblo sobre el tema en discusión. Los resultados del referendo del pasado 3 de diciembre han sido contundentes. Más de 10.5 millones de venezolanos apoyaron positiva y abrumadoramente los cinco aspectos abordados: El rechazo al laudo arbitral de 1899, el apoyo al Acuerdo de Ginebra (1966), la objeción a la competencia de la CIJ, el repudió a la injerencia de Guyana en el territorio en discusión y, finalmente, el desarrollo de una política de reafirmación ciudadana para la población del Esequibo, tendiente a conformar un nuevo estado adscrito a nuestro país. Esta decisión es apoyada por la gran mayoría de sectores políticos y sociales de nuestro país.

 

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Se ha decidido crear una gran “Comisión Especial de Estado ampliada” para el tema Esequibo, junto a una Ley Orgánica como marco legal para las acciones de  defensa del Esequibo. Venezuela se ha dirigido igualmente al secretario general de la ONU, Antonio Guterres, para que intermedie favorablemente en esta nueva situación.

Ante las amenazas y los “tambores de guerra” del actual gobierno de Guyana y sus aliados, la Exxon Móbil, los EEUU y el Comando Sur, es decir, de la “Doctrina Monroe”, debe privar la fuerza de la razón. EEUU debe decidir entre la agresión continuada a nuestro país o la vía diplomática para alcanzar un acuerdo satisfactorio a las partes.

No al guerrerismo neocolonial y cese al despojo hecho a Venezuela desde 1899. En eso insistirá nuestro país: ¡EL SOL DE VENEZUELA NACE EN EL ESEQUIBO!

 

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José David Capielo Valles es ingeniero agrónomo y magíster en Desarrollo Rural, egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Campus Maracay. Nacido en Coro, estado Falcón, en 1949. Es docente jubilado de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR), Núcleo Canoabo (2016). Es locutor, comunicador alternativo y colaborador de Ciudad Valencia desde 2014.

 

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