Hacia la escuela anhelada (IV)… Materias y prácticas pedagógicas. Las prácticas pedagógicas se diferencian de las materias en que tienen un sentido eminentemente práctico (disculpen la redundancia) y no tanto teórico. Dramatizar una escena mientras se lee es una práctica pedagógica; inducir a los alumnos a dibujar sin molde previo es una práctica pedagógica. Dictar un objetivo en ciencias de la naturaleza o copiar en la pizarra los diferentes tipos de rocas y suelos existentes, es una forma de cumplir con la materia. Escribir una anécdota, un cuento, un poema, una opinión, es una práctica pedagógica, porque genera conocimientos, motiva la imaginación; la exposición, los exámenes, son formas de estimulación de la memoria a través de las materias.
A partir de la segunda sección de la escuela básica: cuarto, quinto y sexto grado, procuraremos una mayor inserción de los diálogos entre diferentes disciplinas y diferentes modos de ver el mundo. Las ciencias y las humanidades deben estar en permanente relación. En esta sección hay que enseñar a los educandos a pensar en tres vertientes que solo pedagógicamente pueden ser aisladas: la lógica, la dialéctica y la multiléctica. De manera sencilla, cambiando los escenarios o contextos que ofrecen las materias. Permitiendo que los alumnos muestren la aprehensión de esos modos de pensar.
La lógica resumida en los principios aristotélicos de identidad y del tercero excluido, podría servirnos para una enseñanza sencilla, en cuarto grado, del modo de pensar lógico. Identidad: A=A, es decir, un pupitre es igual a sí mismo, no debe creerse que esta expresión es ingenua, lo que se desea explicar es que el ser, en sus expresiones concretas, no es afectado por el tiempo, mantiene su identidad. El tercero excluido: A=A y no puede ser igual a B. La exclusión del tercer término supone una dirección al pensamiento, no extraviarse en comparaciones innecesarias. El segundo principio es una tautología del primero. Un pupitre es un pupitre, pero no es un cuaderno u otro tipo de pupitre. Estos principios pueden ser extendidos a ejemplos de la vida cotidiana y al campo de las operaciones matemáticas propias del grado. A través de las descripciones en narrativa y el objetualismo en poesía, el pensamiento lógico tendría grandes posibilidades de expresión.
El pensamiento lógico debe servir para que el educando sepa plantearse un problema y ordenar los pasos de una posible solución; esto atraviesa los órdenes de la vida personal, familiar y comunitaria, aunque en esa búsqueda nos demos cuenta de que la realidad no siempre obedece a patrones lógicos. Una vez más, desde un punto de trabajo se expanden las vinculaciones, y los alumnos tienen que adquirir conciencia de ello.
En quinto grado se puede introducir la deducción lógica, uniendo objetos disímiles por sus elementos comunes y arrojando conclusiones según la suma de los significados de las palabras, ejemplo: calor + sed = desierto; ejercicio + trabajo = ¿sed? La sencillez de estos ejercicios prepara al pensamiento para la complejidad, pues lo interesante es que el educando establezca con esas deducciones nexos con ámbitos de lo real y no solo con otras materias. En lo relacionado con el ejercicio anterior, podría ser el problema del agua en su localidad, en el país y en el mundo. El tono conversacional de las clases es importante. El uso de los géneros literarios es evidente, hay muchas estrategias para el desarrollo de la escritura que calarían aquí fácilmente. Sigamos con el mismo ejemplo: la serie: sed, calor, desierto, puede convertirse en palabras claves para la elaboración de cuentos. Igualmente, los educandos pueden escribir pequeñas opiniones o ensayos acerca del problema del agua, o del desierto o del deporte… Lo cierto es que por medio de estos argumentos se arriba a otras materias o a otros significados, ya que se trata de no perder de vista, ni siquiera en el campo de las matemáticas, que estamos usando una lectura simbólica. Más adelante analizaremos con más detalle en qué consiste este tipo de lectura.
En sexto grado se agregaría, a todo lo visto, el estudio de las paradojas. De esta manera los educandos arriban de manera clara y lúdica a los límites de la lógica.
Desde la lógica misma, y a partir sobre todo de las paradojas, se extraen los principios de la dialéctica, es decir, del diálogo entre los contrarios. Los griegos, unos cuantos siglos antes de Jesucristo, ya usaban la dialéctica como arte del diálogo para confrontar las contradicciones. Para Aristóteles la dialéctica significó: “La ciencia de las demostraciones probables”. En Hegel tuvo un significado puramente idealista, despegado de manera casi absoluta de los procesos materiales y de producción de la sociedad. Es con Marx que la dialéctica abarca tanto el desarrollo del conocimiento como el de la historia. Sin embargo, la concepción marxista adolece del evolucionismo darviniano puesto en duda con la postmodernidad.
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Con la dialéctica se introduce una visión filosófica y un discurso poético que le ofrecen más posibilidades de ampliación al pensamiento. Lo bajo no puede existir sin lo alto, lo seco sin lo húmedo, la maldad sin la bondad, el santo sin el pecador, lo gaseoso sin lo liquido… Llevada a las realidades socio culturales, la dialéctica ayuda a comprender que dentro del asesino está un santo, que el ladrón puede ser honesto. Que el valiente también se puede acobardar. Desde el punto de vista de la historia se analizarían la interdependencia entre países desarrollados y subdesarrollados, la colonización y la neocolonización y sus expresiones en lo cotidiano. Por supuesto, captado el modo de funcionamiento del pensamiento dialéctico es el educando el que tendría que establecer todas estas relaciones, complementadas conjuntamente con el docente y los demás alumnos en un diálogo donde ellos palparían el engranaje dialéctico. La conversación sería el instrumento más adecuado para la puesta en práctica de la dialéctica, lo cual es obvio.
Con la dialéctica se abre la posibilidad de que A sea = A y al mismo tiempo sea B. Es decir, que el pupitre sea el pupitre y al mismo tiempo no lo sea. Con la dialéctica se introduce el tiempo real en las matemáticas, pues el pupitre ha sufrido desgaste, se ha usado, y por tanto es y no es el mismo. En aras de comprender al ser humano, las características físicas, morales y éticas son cambiantes, el ser humano es y no es al mismo tiempo, sufre desgastes, modificaciones, transformaciones, pues está inmerso en el curso de un tiempo que es previsible y no previsible. La literatura y las películas serían los instrumentos más idóneos para acercarnos a estas verdades.
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Arnaldo Jiménez nació en La Guaira en 1963 y reside en Puerto Cabello desde 1973. Poeta, narrador y ensayista. Es Licenciado en Educación, mención Ciencias Sociales por la Universidad de Carabobo (UC). Maestro de aula desde el 1991. Actualmente, es miembro del equipo de redacción de la Revista Internacional de Poesía y Teoría Poética: “Poesía” del Departamento de Literatura de la Dirección de Cultura de la UC, así como de la revista de narrativa Zona Tórrida de la UC.
Entre otros reconocimientos ha recibido el Primer Premio en el Concurso Nacional de Cuentos Fantasmas y Aparecidos Clásicos de la Llanura (2002), Premio Nacional de las Artes Mayores (2005), Premio Nacional de Poesía Rafael María Baralt (2012), Premio Nacional de Poesía Stefania Mosca (2013), Premio Nacional de Poesía Bienal Vicente Gerbasi, (2014), Premio Nacional de Poesía Rafael Zárraga (2015).
Ha publicado:
En poesía: Zumos (2002). Tramos de lluvia (2007). Caballo de escoba (2011). Salitre (2013). Álbum de mar (2014). Resurrecciones (2015). Truenan alcanfores (2016). Ráfagas de espejos (2016). El color del sol dentro del agua (2021). El gato y la madeja (2021). Álbum de mar (2da edición, 2021. Ensayo y aforismo: La raíz en las ramas (2007). La honda superficie de los espejos (2007). Breve tratado sobre las linternas (2016). Cáliz de intemperie (2009) Trazos y Borrones (2012).
En narrativa: Chismarangá (2005) El nombre del frío, ilustrado por Coralia López Gómez (Editorial Vilatana CB, Cataluña, España, 2007). Orejada (2012). El silencio del mar (2012). El viento y los vasos (2012). La roza de los tiempos (2012). El muñequito aislado y otros cuentos, con ilustraciones de Deisa Tremarias (2015). Clavos y duendes (2016). Maletín de pequeños objetos (Colombia, 2019). La rana y el espejo (Perú. 2020). El Ruido y otros cuentos de misterio (2021). El libro de los volcanes (2021). 20 Juguetes para Emma (2021). Un circo para Sarah (2021). El viento y los vasos (2da edición, 2021). Vuelta en Retorno (Novela, 2021).
(Tomado de eldienteroto.org)
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