“La alegría en el recreo (II)” por Arnaldo Jiménez

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La alegría en el recreo… En la entrega pasada, intenté describir las posibles causas que inciden en los estudiantes para que estos sigan viendo a la escuela como un espacio obligatorio; entre esas causas nombré: la imagen que la escuela tiene en los padres y representantes. El concepto pedagógico que impone la rutina laboral. La ausencia del ocio creativo. La rigidez en el cumplimiento de los programas. El espacio indomesticable del ser humano.

En esta ocasión, veremos al segundo punto y parte del tercero: el concepto pedagógico que impone la rutina laboral y el ocio creativo.

Quizás muchos docentes no se percatan de que la práctica hace al monje. Que la ética pedagógica, la mayoría de las veces, es un disfraz que sirve para alejarnos de los estudiantes; que puede haber ética sin alejamiento.

La rutina diaria nos ha ido tornando en seres agresivos; no porque recurramos a las ofensas o al maltrato verbal o psicológico – casi no quedan docentes que utilicen estas “estrategias” –; pero sí porque nos hemos ido llenando de un sin fin de órdenes que son casi imposibles de cumplir, y estamos conscientes de ello.

El aula es un espacio disciplinario, un espacio para corregir; veamos si no algunos de los términos que utilizamos: redactar significa poner en orden; corregir proviene del latín corrigia que significa correa; disciplina proviene del latín discípulo; es decir, aquél que está sumiso a las reglas; cabe mencionar que en el siglo trece se usó en el sentido “azote de penitente”. Muchos de los términos pedagógicos han derivado en categorías legales; se han transformado en vocablos que suponen la presencia de un litigio.

A veces me sentía incómodo porque mi salón no era disciplinado; ¿cómo podía serlo si el primer indisciplinado era yo? Lo que ocurre es que yo prefería establecer otras reglas de juego muchas veces incumplidas tanto por los estudiantes como por mí: conversábamos sobre los alcances de la libertad que podíamos tener en el salón y, tanto ellos como yo, tratábamos de cumplir con lo establecido.

 

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Muchas veces los mismos estudiantes me decían que no querían salir al recreo; quizás porque en algunas ocasiones logramos alcanzar, dentro del aula, la dignidad del grado de libertad que el recreo supone.

Lo cierto es que la disciplina nunca es trabajada desde adentro, sino como pura forma: compromisos ocasionales de la conducta, obligación de comportarse de una determinada manera. No logramos un cambio de conducta eficaz; los estudiantes nos engañan y nosotros sabemos que lo hacen.

La represión exagerada produce rechazo al espacio y a sus habitantes. El recreo viene a ser así el momento de la liberación, la soltura del cuerpo, el movimiento. Por eso las horas de educación física son apetecidas con delirio, y el docente de esta materia es visto con otros ojos por los estudiantes, ya que es la persona que permite que ellos jueguen, se liberen, salgan fuera del aula.

El aula, sin embargo, puede tener otro uso, puede ser un espacio para fomentar la creatividad. Recordemos de paso que los griegos inventaron la escuela porque necesitaban un espacio de reunión para fomentar el ocio creativo. Y aquí entramos en los dominios de la tercera de las causas que nos están ocupando: la ausencia del ocio creativo.

Y es verdad que ese concepto griego de la escuela como un espacio para fomentar el ocio creativo, luego fue derivando en un espacio más cerrado, con menos creatividad y más uso de la memoria. Me he dado cuenta de que las conversaciones sobre temas no escolares les atraen mucho a los estudiantes; se colocan en círculos, se aproximan al maestro.

Diariamente dedicaba un espacio de tiempo para fomentar el ocio creativo; aun en las conversaciones surgidas entre ellos mismos, ese ocio podría tener cabida, ya que esto supone una amplitud del aula. Yo sé que todo esto es delicado, porque los estudiantes tienden a transformar la libertad en algarabía y gritos, por decir lo menos; pero la práctica constante va dando sus frutos en todos los sentidos.

En la próxima columna seguiremos indagando en torno a esto que hemos denominado el ocio creativo. Hasta entonces.

 

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Arnaldo Jiménez nació en La Guaira en 1963 y reside en Puerto Cabello desde el 1973. Poeta, narrador y ensayista. Es Licenciado en Educación, mención Ciencias Sociales por la Universidad de Carabobo (UC). Maestro de aula desde el 1991. Actualmente, es miembro del equipo de redacción de la Revista Internacional de Poesía y Teoría Poética: “Poesía” del Departamento de Literatura de la Dirección de Cultura de la UC, así como de la revista de narrativa Zona Tórrida de la UC.

Entre otros reconocimientos ha recibido el Primer Premio en el Concurso Nacional de Cuentos Fantasmas y Aparecidos Clásicos de la Llanura (2002), Premio Nacional de las Artes Mayores (2005), Premio Nacional de Poesía Rafael María Baralt (2012), Premio Nacional de Poesía Stefania Mosca (2013), Premio Nacional de Poesía Bienal Vicente Gerbasi, (2014), Premio Nacional de Poesía Rafael Zárraga (2015).

Ha publicado:

En poesía: Zumos (2002). Tramos de lluvia (2007). Caballo de escoba (2011). Salitre (2013). Álbum de mar (2014). Resurrecciones (2015). Truenan alcanfores (2016). Ráfagas de espejos (2016). El color del sol dentro del agua (2021). El gato y la madeja (2021). Álbum de mar (2da edición, 2021. Ensayo y aforismo: La raíz en las ramas (2007). La honda superficie de los espejos (2007). Breve tratado sobre las linternas (2016). Cáliz de intemperie (2009) Trazos y Borrones (2012).

En narrativa: Chismarangá (2005) El nombre del frío, ilustrado por Coralia López Gómez (Editorial Vilatana CB, Cataluña, España, 2007). Orejada (2012). El silencio del mar (2012). El viento y los vasos (2012). La roza de los tiempos (2012). El muñequito aislado y otros cuentos, con ilustraciones de Deisa Tremarias (2015). Clavos y duendes (2016). Maletín de pequeños objetos (Colombia, 2019). La rana y el espejo (Perú. 2020). El Ruido y otros cuentos de misterio (2021). El libro de los volcanes (2021). 20 Juguetes para Emma (2021). Un circo para Sarah (2021). El viento y los vasos (2da edición, 2021). Vuelta en Retorno (Novela, 2021).

(Tomado de eldienteroto.org)

 

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