“¿Panamericanismo o sumisión de ‘buen vecino’? (12-II)” por José David Capielo

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Del Medanal venimos-José David Capielo-EL 19 DE ABRIL-Simón Girán
José David Capielo autor de la columna Del Medanal Venimos

A propósito de la conmemoración, en buena parte de Nuestra América (que entendemos como América Latina y el Caribe), del llamado Panamericanismo o “Día de las Américas” (14 de abril), es menester revisar algunos antecedentes históricos de lo que ha significado el establecimiento de esta particular efemérides, donde se pretende exaltar una supuesta “unidad de todo el continente americano”, que no ha sido ni es tal, en estos últimos doscientos años transcurridos desde los finales de la guerra independentista contra el imperio español.

Una referencia especial es el libro: “De Bolívar a Dulles. El Panamericanismo. Doctrina y práctica imperialista”, del autor Ricardo A. Martínez, reeditado por el Editorial El Perro y la Rana en 2015 (Edición disponible vía digital). En esta obra se desnuda la orientación colonialista de la diplomacia estadounidense, desde esos momentos iniciales del impulso del “Panamericanismo” a finales del siglo XIX. Este material fue publicado por primera vez en México (1957). El título refiere a nuestro Libertador Simón Bolívar y al extremista político colonialista John Foster Dulles, secretario de Estado estadounidense entre 1953-1959.

Las gestiones para organizar la nombrada “Unión Panamericana” fueron iniciadas desde 1881 por James Blaine, secretario de Estado del gobierno estadounidense, representante del “Destino Manifiesto” como política intervencionista de ese país. Vendría luego la Primera Conferencia Internacional Americana, entre 1889-1890, convocada por Estados Unidos (EEUU) en Washington, en base a una Ley Federal que autorizaba a este país a “invitar” a los representantes de los gobiernos del resto del continente a la referida reunión.

El Panamericanismo desde sus orígenes se transformó en el principal elemento de la política exterior de los EEUU, tendiente a lograr una América Latina fiel y unida a los intereses estadounidenses durante los conflictos mundiales y posteriormente en la llamada Guerra Fría.

Lo grave de esta supuesta promoción de la unión americana es que está fundamentada en una falsificación histórica donde se establece que fueron nuestros líderes independentistas, quienes lucharon contra España (donde incluyen en especial  a nuestro Libertador Simón Bolívar), los que avalaron este “unionismo” bajo la hegemonía de los EEUU. Simón Bolívar, en su ideario y escritos, promovió la unidad de la llamada “América española”, o liberada de España, y nunca incluyó a la América anglosajona (EEUU y su aliada Canadá), ya que estos obedecían a otros intereses. Es más, en su momento Bolívar tampoco incluyó a Brasil, porque su independencia inicial de Portugal devino en un régimen monárquico por casi 70 años (hasta 1889).

Se trae a colación el Congreso Anfictiónico de Panamá (junio, 1826) convocado por Simón Bolívar desde Perú, donde se encontraba resolviendo aspectos significativos de las regiones liberadas por su ejército libertario (Batalla de Ayacucho, 1824). Correspondió al vicepresidente de la entonces Colombia, general Francisco de Paula Santander, asumir directamente esta convocatoria planificada por Simón Bolívar como jefe supremo. Santander en clara desobediencia al Libertador decide convocar a los EEUU, al Brasil imperial y a Inglaterra como “observador”. Allí se dio el primer choque diplomático entre las ambiciones colonialistas de los EEUU (que aspiraban anexarse a Cuba y Puerto Rico) y los gobiernos de Colombia “la grande”, México y Guatemala, que se proponían unir sus fuerzas incluso militares por la independencia de estas dos importantes islas caribeñas.

Nuestro Libertador Simón Bolívar analizó el desenlace del Congreso de Panamá, reconociendo su fracaso en la unión de la “América española”. Hubo labor solapada de los agentes diplomáticos norteamericanos para crear una imagen tergiversada de Bolívar, despertar recelos entre los gobernantes de las naciones participantes e impedir la verdadera unión que se proponía. No fue improvisada la conocida arenga anti colonialista de nuestro Libertador en carta al coronel Patricio Campbell en agosto de 1829: “Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad”.

El Panamericanismo fue un plan de EEUU para formalizar un mecanismo de control del resto de países de nuestro continente americano. En Venezuela, desde la escuela formal, al menos hasta finales del siglo pasado, se conmemoraba por todo lo alto esta fecha, que incluye hasta un “himno panamericano” donde se enumeran los países, “como hermanos soberanos por la libertad”. Una representación bufa de la amarga realidad intervencionista de los EEUU en los países de Nuestra América.

Es  totalmente contradictorio lo que se define como Panamericanismo, donde expresamente se plantea la oposición a invasiones e intervenciones económicas, militares y políticas de los EEUU (o de cualquier otro país) en América Latina y el Caribe, a lo que en realidad se ha dado en una relación que es desigual y expoliadora.

 

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Los EEUU han intervenido directamente en: Puerto Rico (anexión en 1898), Argentina (1831-1852), Chile (1891), Cuba 1898-1902 e instalación de una Base Militar gringa en Guantánamo; Guatemala (1960, 1967, Granada (1983); Haití, ocupada por casi veinte años e invadida en 1994 y 2004); México (1846 con despojo de buena parte de su territorio (Texas, California, Nevada, Utah, Arizona, Nuevo México y una parte de Colorado, Kansas, Oklahoma y Wyoming); Nicaragua (1853, 1926), Panamá (despojada a Colombia e invadida en 1964, 1989); República Dominicana (1916, 1965) y Uruguay (1855, 1858 y 1868). En otros casos han intervenido indirectamente con aliados, testaferros o mercenarios (tal es el caso venezolano, hasta ahora).

Una derivación del Panamericanismo fue la creación de la “Organización de Estados Americanos” (OEA) en 1948. La OEA ha sido parte de toda esa trama injerencista estadounidense. Ha operado como “Ministerio de las Colonias” y validado múltiples intervenciones de EEUU. Venezuela debió renunciar a esta instancia en 2017 ante las agresiones sufridas y la complicidad de esta organización neocolonial.

No hay ningún Panamericanismo que conmemorar y lo que existe es el deber de reafirmar el anti imperialismo imprescindible en todo proyecto emancipador nuestroamericano. Digamos con el gran Alí Primera: ¡Yanqui, Go Home!

 

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José David Capielo Valles es ingeniero agrónomo y magíster en Desarrollo Rural, egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Campus Maracay. Nacido en Coro, estado Falcón, en 1949. Es docente jubilado de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR), Núcleo Canoabo (2016). Es locutor, comunicador alternativo y colaborador de Ciudad Valencia desde 2014.

 

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