Vuelo a lo invisible-Montejo-Mohamed
Cuanto he tomado por victoria es sólo humo. 
 Fracaso, lenguaje del fondo, pista de otro espacio más
        exigente, difícil de entreleer es tu letra.
                                                                                   Cuando ponías tu marca en mi frente, jamás pensé en el
              mensaje que traías, más precioso que todos los
              triunfos.
Tu llameante rostro me ha perseguido y yo no supe que
          era para salvarme.
Por mi bien me has relegado a los rincones, me negaste
        fáciles éxitos, me has quitado salidas.
Era a mí a quien querías defender no otorgándome brillo.
De puro amor por mí has manejado el vacío que tantas
      noches me ha hecho hablar afiebrado a una ausente…

 

Rafael Cadenas / Fracaso (1966)

 

Con esta quinta entrega finalizamos este trajinar por la obra de Rafael Cadenas, travesía que nos ha permitido recorrer a grandes trazos parte de su poética y recoger su parecer acerca de su oficio con la palabra, expuesto en el transcurso del encuentro realizado hace ya varias décadas.

No obstante, tal como afirmamos en diferentes ocasiones, dicho encuentro aún mantiene su vigencia en el tiempo, dado el interés que sigue despertando a través del repertorio de preguntas y respuestas suscitadas, al extremo de motivar la participación de algunas personas amigas, distantes de este raro oficio, las cuales nos manifestaron su deseo de decir algunas palabras en torno al autor, y más aún, realizar un análisis grafológico basado en algunos de los manuscritos de sus poemas, tal como hicimos en una publicación pasada con las poetas Sylvia Plath, Miyó Vestrini, Alfonsina Storni, Hanni Ossott, entre otras, cuestión pendiente para otra entrega.

También es oportuno dejar por sentado que todo lo acontecido en el transcurso de las preguntas y respuestas de estos Vuelos a lo Invisible tuvo relación con lo que pudimos percibir entonces acerca del poeta, cuando aún su obra no tenía la gran proyección que ha alcanzado hoy día.

 

Rafael-Cadenas.-Foto-de-Pascual-Borzelli-Iglesias

 

Habla Rafael Cadenas

Mohamed Abí: Una última pregunta que tiene relación con el libro del que usted está hablando, Gestiones,  el cual leí hace poco, y he tenido la oportunidad de leer otros textos suyos anteriormente, pero la impresión que me causó Gestiones es que hay cierto deslinde en la voz de Cadenas con respecto a la obra anterior. En todos los libros hay una cierta línea, una coherencia, un hermetismo. En comparación con Gestiones me parece que usted es más abordable, más asequible, menos hermético…

R.C.: Se aparta de esa línea. También parte de ese libro, alrededor de 15 ó 20 poemas, los están traduciendo en Estados Unidos, y pronto van a publicarlos. El traductor norteamericano me escribe casi siempre para consultarme sobre alguna palabra. Bueno, eso que hago con el traductor norteamericano se hizo también en Francia, pero de otra forma… De pronto hay palabras que ellos no pueden conseguir en el diccionario. Yo uso, por ejemplo la palabra “ayera”. No sé si ustedes la conocen (dirigiéndose al público), la palabra era de uso común en Barquisimeto. El poema tiene que ver con una persona que vivió en nuestra casa, como de la familia, y que ayudó a criarme. Entonces yo puse en el poema “ayera” y los traductores creían que significaba “ayer”. Entonces traducían “Yesterday”, les di algunos sinónimos en inglés, pero resulta que no quedaban bien en el poema. La palabra que ellos usan es “nani”, que no queda bien, entonces les dije que prescindieran de la palabra…

 

Ricardo Urdaneta: Usted en uno de sus ensayos habló acerca de la importancia del lenguaje. ¿Cuál considera que es más importante, el que nosotros leemos o el que usted sugiere en su lectura? Ese lenguaje silencioso, oculto…

R.C.: No existiría uno sin el otro. Lo escrito apunta hacia lo que no se dice, que es lo importante. Pero sin el texto escrito tampoco se podría apuntar hacia eso.

 

R.U.: ¿Eso sería como leer “entre líneas”?

R.C.: Exacto.

 

Jesús Machado: Eso me sugiere una pregunta. ¿Ha sentido usted que algo que quisiera comunicar no encuentra en el lenguaje cómo hacerlo? Eso en base a una expresión que dijo usted en una oportunidad: “La palabra no es el lugar del resplandor”.

R.C.: Sí.

 

J.M.: ¿Con qué frecuencia?                                                       

R.C.: Con mucha frecuencia. Yo hablé de poesía política, algo que está muy desacreditado, porque precisamente la poesía política es muy difícil. Tocar un tema que uno puede llamar político o social, pero que sea poesía, es sumamente raro. A mí me preocupa mucho la situación del país y la situación del mundo, y yo quisiera darle forma poética a eso que yo siento, pero no he podido hacerlo. Hay cosas que uno no logra realizar poéticamente. En estos temas se cae más fácilmente en lo prosaico.

 

Antonio González: En su último ensayo usted menciona que “fuerzas ocultas, diabólicas, soterradas, de alguna manera atentan contra el lenguaje”.

R.C.: Sobre el tema del lenguaje escribí un libro que se lee mucho en colegios y universidades, que es el único que me ha producido algo de dinero; porque ya va por cinco ediciones.

Yo acabo de leer unas declaraciones de García Márquez que salieron en  Ultimas Noticias donde dice que su principal enemigo es la Real Academia Española porque impide que el idioma se pervierta y a él lo que le interesa es precisamente que se pervierta, que la calle entre en la literatura. Esa es una posición distinta a la que yo sostengo. De manera que apareció un adversario de muchísimo peso. Tampoco los lingüistas han estado de acuerdo conmigo, no comparten esa defensa que hago del idioma. Sin embargo, hay que tener cuidado con eso que dice García Márquez. Él precisamente no es buen ejemplo de escritor que use un lenguaje descuidado.

El otro día una escritora me decía que no estaba tampoco de acuerdo con lo que yo sostengo, que eso de andar cuidando el idioma no tiene sentido. Yo le respondí: “Sí, pero cuando tú escribes lo haces muy correctamente”. Lo mismo pasa con los lingüistas: son muy cuidadosos al usarlo. Entonces, sostienen algo teóricamente que no está respaldado por lo que hacen. Si ellos corrigen los trabajos de los estudiantes lo hacen porque existe un standard o modelo lingüístico del que uno puede alejarse, pero sigue siendo el punto de referencia.

Es cierto que el idioma cambia y dentro de 200 años el castellano nuestro va a ser distinto, pero el hecho de que un idioma cambie no significa que uno tenga que contribuir a que dicho proceso se acelere. Se trata siempre de un juego de fuerzas conservadoras y renovadoras. Lo mismo pasa en la sociedad. Yo me inclino por conservar el idioma que tenemos, lo cual no quiere decir que éste no acepte aportes lingüísticos o palabras que vengan de otro idioma. A mí eso no me alarma.

 

Gumersindo Reza: A la mayoría de los escritores no les gusta hablar de su primer libro. Usted escribió Cantos Iniciales cuando tenía 16 años. ¿Usted también reniega  de ese primer libro?

R.C.: Yo escribía así. Fue una parte de lo que escribí en esa época. Todavía quedan poemas que hubieran podido ir en ese pequeño libro y simplemente quedaron fuera. No puedo desconocer eso que escribí, lo que pasa es que lo leo como si fuera de otro. Realmente era en cierto modo otra persona.

 

 

M.A.: Siguiendo el hilo de esa pregunta, en ese libro que ellos tienen en sus manos, Realidad y Literatura, dice que usted se ha opuesto reiteradamente a que reediten los libros, no sé si fue una posición que adoptó en el pasado. En la parte posterior de Gestiones aparece una muestra antológica de todo lo que usted ha publicado y me llamó la atención que en primer lugar aparece Los Cuadernos del Destierro, escrito en 1966, cuando lo correcto sería Cantos Iniciales, escrito en 1946, la pregunta concretamente es si eso fue criterio del editor o usted se opuso a que lo incluyeran…   

R.C.: No, yo no dije nada. No reclamé. 

 

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Harry Almela: ¿Pero hubiese reclamado si aparece Cantos Iniciales?

R.C.:…

 

R.U.: Usted nos estuvo mencionando que la cultura occidental estaba basada en el “yo”, ha endiosado el “yo”. ¿Usted cree que a través de sus poemas ha logrado pasar esa barrera, omitir el “yo”?

R.C.: No es cuestión de omitir el “yo”, sino de verlo. No se puede destruir el “yo”. La paradoja central es que todo lo que haga el “yo”, sigue estando en el terreno del “yo”. Si el “yo”  decide destruir el “yo”, esa es una acción del “yo”. Lo que el ser humano puede hacer es verlo, ver eso que somos, sin cosmética.  

Fin del vuelo… ¡Salud, Poetas! 

 

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Mohamed Abí Hassan (El Tigre, 1956). Poeta, artista visual y editor independiente. Licenciado en Educación, Mención Artes Plásticas (cum laude), por la Universidad de Carabobo (UC). Ha ejercido la docencia en la UC y en la Universidad Arturo Michelena. Ha sido colaborador en las revistas Poesía y La Tuna de Oro (UC). Primer Premio II Bienal de Literatura Gustavo Pereira, Mención Poesía 2013; Primer Premio IV Bienal de Literatura José Vicente Abreu, Mención Poesía 2016; Primer Premio Concurso Nacional del II Festival 3.0 de Historias Comunales Ramón Tovar (2022).

Formó parte de la Comisión Rectoral del Encuentro Internacional de Poesía de la UC. Coordinó el Taller de Formación de Cronistas Comunales en Mariara, estado Carabobo, auspiciado por el Minci, la Revista Nacional de Cultura y el Centro Nacional de Historia. Actualmente se desempeña como facilitador de talleres de iniciación en la creación literaria, así como talleres sobre patrimonio histórico.

 

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