“Aforismos pedagógicos (II)” por Arnaldo Jiménez

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Aforismos pedagógicos… Cuando el odio, el amor, el rencor, la traición, la amistad, la envidia, la muerte, etc., dejen de ser substantivos abstractos en el salón de clase y se conviertan en temas para la conversación, reflexión y circulación de anécdotas y florecimientos de historias cotidianas, familiares o no, entonces la sustancia de la vida impregnará con su eternidad las enseñanzas.

 

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El dinero nunca podrá cubrir el valor de una lección. Tomemos de excusa nuestro salario para poder llevar a tantas vidas que nos escuchan nuestro particular modo de ver la realidad del hombre; sobre todo, del hombre que vemos y oímos a nuestro alrededor.

 

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La cantidad y la calidad no son compatibles dentro de un salón de clase, pero sí en las oficinas donde se planifica y se ensambla la enseñanza.

 

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Un maestro no puede tener un punto de vista y, nada más; si lo tiene, es porque ha malgastado las lecciones de sus alumnos.

 

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Educar es una función artística. La más difícil por lo impredecible del “objeto” a  transformar. Pues el alma no es un lienzo virgen, una hoja para distribuir las palabras, una masa pura que espera las manos del artista para poder ser. Ahí hay una calle y mucha gente, una voz de madre y de abuela, algún dolor de vivir, alguna resignación; sí, es verdad, también hay un camino que nos invita a su milagro y a su incógnita.

 

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Una gran mutilación avanza por el alma del hombre, ya no se comunican los ojos, el espíritu y la voz. Un gran hachazo lo torna incompleto, no se trata de no tener estudios, sino de haber perdido la vida del lenguaje y el lenguaje de la vida.

 

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Un libro cerrado es muy parecido a un dios con las manos atadas.

 

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No hay ninguna fórmula ni receta para ser un buen maestro. Mirar las vidas y ser responsable de lo que puedan llegar a ser en el futuro, quizás ayude un poco; pero no es suficiente. Entender las enseñanzas como actos de amor, ayudaría un poco más; aunque se puede caer fácilmente en la zalamería y la superficialidad. Ciertamente, nada de esto es una receta.

 

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En los textos de Castañeda se encuentran dos acepciones claves para establecer las relaciones de la cultura con la escuela o la educación: la modalidad y la linealidad. La primera tiene que ver con la reproducción de un patrón de comportamiento basado en el encajonamiento del pensamiento en el círculo de la razón; algo más parecido a los alumnos no puede haber: personas que repiten una fórmula exitosa que en la escuela básica le ofrecieron y se meten en ese saco y cierran toda abertura al oxígeno del pensar. La otra concepción está estrechamente vinculada a la percepción que, en la  estructura psíquica que Castañeda ofrece, ocupa y recorre todo el sistema consciente, pre-consciente e inconsciente (Castañeda lo llama “lo desconocido” y funciona de forma muy parecida al inconsciente psicoanalítico, éste formaría parte de la segunda atención, lo cual nos da una idea de la amplitud de la estructura psíquica en Castañeda dado que en la tercera atención, más comparable al sí mismo jungiano, el hombre ya no tiene partes de su cuerpo que resulten ser un misterio). Cambiando la percepción del mundo externo se rompe el molde de la razón y el sujeto adquiere posibilidades de pensar. Sería importante entonces no menos- preciar otros tipos de conocimientos como el mágico o el supersticioso, casi siempre heredados por los alumnos en el hogar y por el imaginario infantil, porque ellos son modos diferentes de percibir que pueden ser utilizados para romper el molde de la repetición.

 

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La escuela ¿no es una institución para profundizar y ampliar la conciencia?

 

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¿Qué entiendo por repetición de un molde? La reproducción de un mismo tipo de sujeto en el que la razón lógica abarca todo el proceso de conocer. Pero este funcionar de la razón no se profundiza porque rechaza otras formas de conocimientos con las que pueda compararse. Solo cuando el conocimiento se sale de la casilla intelectual y se vuelve percepción, un modo de ver y sentir, entonces el molde se rompe.

 

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¿Qué entiendo por molde de la repetición? El anclaje de las potencialidades del sujeto en un comportamiento exitoso con el que siente seguridad de enfrentarse a nuevos retos cognoscitivos. La personalidad misma no es más que una copia de la repetición de lo que se ha sido. Los exámenes de memorización, la copia sin comprensión, los objetivos programáticos informados sin ser explicados, el patinaje por el sonido de los significantes, mas no el buceo por sus significados, el logro de aprobar un grado sin ningún esfuerzo real… Todo esto forma parte de una larga lista de esquemas de comportamientos que no dan lugar al cambio. No hay pues cambio de conducta, sino la repetición de un modo de conseguir el logro de una meta, que bien observada, no es tal.

 

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Arnaldo Jiménez nació en La Guaira en 1963 y reside en Puerto Cabello desde el 1973. Poeta, narrador y ensayista. Es Licenciado en Educación, mención Ciencias Sociales por la Universidad de Carabobo (UC). Maestro de aula desde el 1991. Actualmente, es miembro del equipo de redacción de la Revista Internacional de Poesía y Teoría Poética: “Poesía” del Departamento de Literatura de la Dirección de Cultura de la UC, así como de la revista de narrativa Zona Tórrida de la UC.

Entre otros reconocimientos ha recibido el Primer Premio en el Concurso Nacional de Cuentos Fantasmas y Aparecidos Clásicos de la Llanura (2002), Premio Nacional de las Artes Mayores (2005), Premio Nacional de Poesía Rafael María Baralt (2012), Premio Nacional de Poesía Stefania Mosca (2013), Premio Nacional de Poesía Bienal Vicente Gerbasi, (2014), Premio Nacional de Poesía Rafael Zárraga (2015).

Ha publicado:

En poesía: Zumos (2002). Tramos de lluvia (2007). Caballo de escoba (2011). Salitre (2013). Álbum de mar (2014). Resurrecciones (2015). Truenan alcanfores (2016). Ráfagas de espejos (2016). El color del sol dentro del agua (2021). El gato y la madeja (2021). Álbum de mar (2da edición, 2021. Ensayo y aforismo: La raíz en las ramas (2007). La honda superficie de los espejos (2007). Breve tratado sobre las linternas (2016). Cáliz de intemperie (2009) Trazos y Borrones (2012).

En narrativa: Chismarangá (2005) El nombre del frío, ilustrado por Coralia López Gómez (Editorial Vilatana CB, Cataluña, España, 2007). Orejada (2012). El silencio del mar (2012). El viento y los vasos (2012). La roza de los tiempos (2012). El muñequito aislado y otros cuentos, con ilustraciones de Deisa Tremarias (2015). Clavos y duendes (2016). Maletín de pequeños objetos (Colombia, 2019). La rana y el espejo (Perú. 2020). El Ruido y otros cuentos de misterio (2021). El libro de los volcanes (2021). 20 Juguetes para Emma (2021). Un circo para Sarah (2021). El viento y los vasos (2da edición, 2021). Vuelta en Retorno (Novela, 2021).

(Tomado de eldienteroto.org)

 

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