Así como recientemente nos referíamos a la cantidad de soberbios y orgullosos que se ocultan tras la palabra humilde y sus derivados, hoy podemos recordar que también son muchos los culpables y los malvados que se hacen pasar por inocentes. Esa, inocente, es precisamente la palabra de hoy.
Inocente, claro está, es derivado del latín innocens, “innocuo, inofensivo, inocente, no culpable” y “virtuoso, irreprochable o sencillamente honrado”. Este vocablo se compone de la partícula negativa in y nocens, participio presente del verbo nocere. Nocens significa nocivo, funesto, criminal, culpable, y nocere dañar, perjudicar, hacer mal a alguien y ser nocivo o perjudicial. El propio verbo castellano derivado de nocere es el anticuado nucir, dañar.
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De los derivados de inocente los que más suenan son inocentón e inocentada, que tienen ciertos sinónimos puestos de moda hace unos años por el muy respetable escritor venezolano Arturo Uslar Pietri, el primero que se atrevió a pronunciarlos ante las cámaras de la televisión.
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Tomado del libro “La palabra de hoy / Programa radial” (Cenal, 2014)
Autor: Aníbal Nazoa González (Caracas, 12 de septiembre de 1928 – Ibíd., 18 de agosto de 2001) poeta, periodista y humorista, considerado «uno de los escritores venezolanos que mejor retrató el siglo XX».
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